sábado, 21 de abril de 2007

"'Para mí, ganar siempre ha sido parte del desafío'. Con esta rotunda frase expresaba en una entrevista reciente Garry Kasparov cuál es la motivación que le ha ayudado a mantenerse, durante los últimos diecisiete años, como número uno del ajedrez mundial. Carismático y siempre polémico, su personalidad despierta tantos rechazos como simpatías, pero nadie duda de que su talento es uno de los mayores que ha conocido la historia del ajedrez. Sus duelos con Karpov, primero, y con Deep Blue, después, llevaron el ajedrez a unas cotas de popularidad como no se habían conocido desde la época de Bobby Fischer."La infancia de un prodigioComo de muchas otras leyendas del ajedrez, se cuenta que Kasparov -y él mismo así lo asume en su autobiografía [1] - aprendió a mover las piezas simplemente observando alguna partida, poco antes de su sexto cumpleaños Esta habilidad del pequeño Garik no pasó inadvertida dentro de una familia con un nivel cultural bastante elevado, y aunque algunos familiares eran partidarios de que el chico recibiese una formación musical -debido a los antecedentes familiares con que contaba esta afición-, el criterio favorable de su padre fue determinante para que Garik empezase a practicar el ajedrez como principal entretenimiento.Precisamente la prematura muerte de su progenitor, cuando Kasparov sólo contaba con siete años, fue uno de los hechos que más marcó no sólo su infancia, sino posiblemente su vida entera. Y el hecho de que uno de los primeros recuerdos que Garry guarda de su padre tenga relación con el ajedrez sin duda ha tenido una gran influencia en la total dedicación con que Kasparov se volcó en el juego los años siguientes a este triste suceso.Los frutos de esta desmesurada afición surgieron pronto: tras las primeras visitas al Palacio de Jóvenes Pioneros de Bakú, su talento empezó a llamar la atención, y a los diez años fue seleccionado pro Alexander Nikitine para acudir a una concentración con el mítico Maestro Mijail Botvinnik, en la pequeña ciudad de Doubna, a las afueras de Moscú. El propio Nikitine narra en su libro [2] cómo el encuentro llenó de satisfacción al veterano Misha, quien parecía sentirse rejuvenecido en compañía de Garry, y pronto se convirtió en su alumno predilecto. También Dvoretski, quien allá por 1974 trabajaba en estrecha colaboración con Botvinnik, tuvo una gran influencia en el joven Kasparov, como queda reflejado en el libro de reciente aparición "Secretos del Entrenamiento en Ajedrez" [3].A los doce años, en el mes de noviembre de 1975, el destino quiso hacer que Garik se encontrara por primera vez con quien iba a ser más adelante su mayor enemigo: Anatoli Karpov. Tolia, que por aquel entonces tenía veinticuatro años y acababa de heredar el título tras la renuncia de Bobby Fischer, era junto a Korchnoi y Polugaievsky uno de los maestros participantes en este tipo de encuentros en los que figuras consagradas se enfrentaban en simultáneas a las jóvenes promesas de los palaciones de pioneros. Aunque Karpov salió victorioso de este primer encuentro, los citados Korchnoi y Polugaievsky tuvieron que contentarse con las tablas, lo que hizo exclamar a Botvinnik una frase que ha pasado a la historia: "En las manos de este joven está el futuro del ajedrez".Botvinnik se ha distinguido por ser, no sólo un gran sabio, sino también un buen profeta. Ese mismo año Garry se convirtió en Campeón Juvenil de la URSS, que agrupa a los jugadores menores de dieciocho años, cuando aún no había cumplido los trece. Y éxitos mucho mayores estaban a punto de llegar.Camino al OlimpoLa primera participación de Kasparov en un torneo fuera de la URSS fue en 1976, cuando acudió al mundial juvenil, en Francia. Nunca antes un deportista tan joven había representado a la Unión Soviética en un evento internacional fuera de sus fronteras, lo que otorgaba una cierta responsabilidad a su actuación. Sin embargo, para un chiquillo de trece años, la 'aventura' de visitar un país extranjero y tan diferente al suyo se convirtió en un aliciente más para dedicarse en cuerpo y alma al ajedrez. El famoso periodista de ajedrez Alexander Roshal tituló en la revista "64" su resultado final, tercero, con un expresivo "Nye Plokho!" ("¡No está mal!").Vino entonces un período de incertidumbre, en el que, si bien los resultados de Garry seguían siendo fenomenales, una preguntaba flotaba en el aire: ¿sería el ajedrez su profesión? ¿Merecía la pena dejar en segundo plano los estudios para dedicarse a ello? La respuesta, arrolladoramente convincente, llegó por sí sola en un momento en el que, según palabras de Kasparov, "encontró su propio estilo". En 1978 se celebró en Minsk el Torneo Memorial Sokolsky, que pasó a la historia del ajedrez por el asombroso resultado del joven Garry, que logró el primer puesto por delante de destacados Grandes Maestros al obtener 13 puntos sobre 17 posibles. "Desde ese momento mi vida sería el ajedrez y el ajedrez sería mi vida", evoca Kasparov en su autobiografía. Banja Luca, en Yugoslavia, fue el siguiente paso en su escalada a la cumbre: allí Garry, con dieciséis años, firmó una actuación prodigiosa, con muy pocos antecedentes comparables, entre los que se podría citar el triunfo de Bobby Fischer en Zurich 1959 o el tercer puesto de Spassky en Bucarest 1953.Fue en los años inmediatamente después a estos éxitos, que acercaban ya a Garry a lo más alto del ajedrez mundial, cuando empezó a encontrar dificultades para poder competir en los torneos que más le interesaban en el extranjero. Una entrevista con Nikolai Krogius, jefe del departamento de ajedrez del Comité Deportivo, le reveló la causa de estos obstáculos: "Ya tenemos un Campeón del Mundo y no necesitamos otro". Aparentemente, se trataba de frenar su progreso, y sobre todo de apartarle del camino de Karpov.Así, en 1983, Kasparov se vio envuelto en un primer incidente extradeportivo que estuvo a punto de dejarle fuera de su lucha por el Campeonato del Mundo. Tras haberse impuesto a Beliavsky en el ciclo de Candidatos, su próximo rival, en semifinales, debía ser Viktor Korchnoi, "el disidente". Las autoridades soviéticas conminaron a Garry para que no se enfrentara a éste en Pasadena, alegando que allí no habría un ambiente neutral, y Kasparov acató las órdenes, lo que le costó la descalificación por parte de la FIDE, algo que no podóa haberse imaginado. Numerosos ajedrecistas, como Timman, Miles o Seirawan, firmaron una carta criticando esta decisión, y el escándalo saltó a la prensa internacional. Ante la presión, las autoridades soviéticas no tuvieron más remedio que dar marcha atrás a sus impedimentos, y tanto la FIDE como el propio Korchnoi se mostraron dispuestos a colaborar para que el encuentro se disputase.El duelo se celebró finalmente en Londres, y tras dura pugna, Kasparov se impuso, apartando de su camino a quien había sido el rival de Karpov en los dos anteriores mundiales. Tras vencer también al veterano Smyslov en la final de Candidatos, ya nada separaba a Garry de un duelo en la cumbre con Anatoli Karpov.Los duelos con Karpov El primer match entre kasparov y Karpov (Moscú, 1984) fue posiblemente el que más repercusión tuvo de todos ellos. "Ahora es evidente para todo el mundo que la batalla entre Karpov y yo no era la única lucha de poder que ocurría en Moscú en la primavera de 1984", dice Kasparov en "El Hijo del Cambio" [4] . El joven e impetuoso azerbayano, que simpatizó con las ideas reformistas de Gorbachov, se convertiría en un símbolo de los nuevos tiempos llegados con la Perestroika, mientras que la figura de Karpov era utilizada por El Partido como uno de sus principales emblemasEl encuentro, cuyo vencedor sería el primer jugador en sumar seis victorias, comenzó de forma desalentadora para Kasparov: tras 9 partidas, su bagaje era de 4 derrotas y 5 tablas. Cuando ya todo parecía decidido, llegó entonces una fase en la que el match se eternizó, con 16 empates consecutivos, hasta lograr Karpov una nueva victoria que le ponía al borde del triunfo. Parecía sólo cuestión de tiempo cuando, inesperadamente, Kasparov se anotó su primera victoria en el enfrentamiento número 32. De nuevo siguieron 15 tablas, y entonces llegaron otras dos victorias consecutivas de Garry, en las partidas 47 y 48.Para entonces los dos contendientes llevaban en lid casi cuatro meses, algo que nadie había podido esperarse. El match se había vuelto un auténtico quebradero de cabeza tanto para los organizadores como para los periodistas que se habían desplazado a cubrirlo. Y, lógicamente, todos estaban también muy preocupados por la salud de los dos jugadores, que parecían agotados tanto física como mentalmente. El repentino desplome de Karpov en esas dos últimas partidas pareció dar la razón a quienes sugerían que el match debía interrumpirse, al menos de forma cautelzar durante algunas semanas. Así que finalmente, un histórico 15 de febrero de 1985, Florencio Campomanes decidió la cancelación del match, convocando a ambos jugadores para un nuevo encuentro que se disputaría a un número prefijado de partidas. Esta polémica decisión se convirtió en uno de los mayores escándalos del ajedrez, ya que por añadidura ambos jugadores se sintieron perjudicados: Karpov, porque iba por delante en el marcador; Kasparov, porque tras sus dos victorias consecutivas estaba pleno de confianza.El nuevo duelo se celebró igualmente en Moscú, en octubre de ese mismo año, pero en esta ocasión limitado al mejor de veinticuatro partidas. Ante el inesperado desenlace del anterior match, había una gran expectación por el resultado, y desde luego éste no decepcionó. Garry Kasparov se convirtió en el decimotercer Campeón Mundial exhibiendo un ajedrez mucho más maduro que el del anterior duelo.Sin embargo, poco tiempo tuvo Kasparov para disfrutar tranquilamente de su triunfo. En los cinco años siguientes, tendría que defender su título en tres ocasiones, y siempre ante el mismo gélido y tenaz adversario: Anatoli Karpov. Londres y Leningrado en 1986, Sevilla en 1987, y Nueva York y Lyon en 1990, fueron las sedes que acogieron estos disputadísimos duelos entre Kasparov y Karpov. En total, incluyendo el primer match, disputaron 144 partidas en la lucha por la supremacía en el ajedrez mundial. Especialmente apasionante fue el encuentro que tuvo lugar en nuestro país, donde Karpov estuvo a punto de recuperar el título, y sólo una victoria in extremos de Kasaprov, en la última y agónica partida, permitió a éste empatar el marcador final y mantenerse como Campeón.Los tiempos recientesYa como indiscutible número uno, y habiéndose convertido en un deportista famoso en el mundo entero, Kasparov se dedicaría a principios de los noventa a promocionar el ajedrez mediante todo tipo de actividades, a la par que cosechaba victorias en los torneos más importantes del calendario. En 1990, por ejemplo, se alzó con su primer triunfo en el Torneo Ciudad de Linares, éxito que repetiría en seis ocasiones más a lo largo de los años noventa.En 1993 defendió de nuevo su título de Campeón del Mundo, pero esta vez con dos importantes novedades. La primera de ellas es que su rival no fue su famoso antagonista, sino el prodigio inglés Nigel Short. La segunda, que ante el creciente descontento con la FIDE, Kasparov tomó la iniciativa de romper definitivamente con esta organización, y decidió disputar el duelo bajo el auspicio de un nuevo organismo cuya creación impulsó él mismo, la PCA [5] . Su victoria ante el británico fue aplastante, y algo parecido sucedería en el segundo -y último- de los matches regidos por este organismo, el que disputó ante Vishy Anand en 1995. A modo de curiosidad, y triste recuerdo, este encuentro se celebró en el piso 107 de la torre norte del World Trade Center, jugándose la primera partida un 11 de septiembre. Sin ninguna duda, fue éste uno de los lugares más emblemáticos donde se ha disputado un Campeonato Mundial de ajedrez.Sin embargo, en los noventa, el rival más famoso de Kasparov no fue ninguno de estos grandes jugadores. Ni Anand, ni Short, ni siquiera el gélido Tolia pueden compararse a Deep Blue, la supercomputadora de IBM desarrollada con el objetivo exclusivo de batir al mejor ajedrecista humano. Si bien Kasparov ya había perdido alguna partida semirápida con un programa de ajedrez, Fritz (Zurich, 1994), su derrota en la partida inaugural del match que le enfrentó a Deep Blue en Nueva York en 1996 causó una gran sensación, y se reflejó en los titulares de prensa de todo el mundo. Garry remontó después hasta dejar el marcador en un claro 4-2 a su favor, pero peor suerte correría al año siguiente. Aparentemente muy desoncentrado, y practicando un estilo de ajedrez especialmente pensado para medirse a la computadora, Kasparov recibió una sorprendente y humillante derrota, cayendo ante la máquina por 3½-2½. La repercusión de la noticia a nivel mundial fue verdaderamente impresionante, y pese a que el mundo del ajedrez la recibió con cierta tristeza, contribuyó a que el ajedrez se popularizase hasta extremos increíbles.Hoy en día, y pese a su derrota ante Vladimir Kramnik [6], Kasparov se mantiene como número uno, y continúa siendo el referente para los aficionados de todo el planeta. Viéndole competir frente a jugadores de una nueva generación a los que ya dobla en edad, como Grischuk, Ponomariov o Vallejo, uno se da cuenta de la grandeza de este deportista. Un Campeón irrepetible, no sólo para la historia del ajedrez, sino para la historia del deporte. [El artículo en la revista va acompañado por una tabla con todos los resultados obtenidos por Kasparov a lo largo de su carrera] David Llada.-